ODIO BARCELONA

Juro que eu nao tenho nada a ver com esse livro, mas tenho certeza que vou entendê-lo profundamente!



Las ‘perlas’ del libro: ....

“La prostitución de baja estofa se vende al cliente; pero, a medida que el producto asciende, es el consumidor quien se vende. Barcelona es una puta de lujo y ya no necesita meterse en la cama con nadie. Sin embargo, todo el mundo (en el alcance global del término) pretende haberse acostado con ella, pretende conocerla aunque sea a través de conversaciones noctámbulas. Eso es lo que la hace mundana.”....

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Barcelona, la gran madame, Llucia Ramis. ....

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“El pelopolla del alcalde nos invita a través de campañas de autobombo a que leamos en el metro. Al mismo tiempo, inunda los altos de los andenes con monitores de televisión escupiendo a un volumen ensordecedor su mierda publicitaria, su papilla entumecedora y lucrativa.”....

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BaCiNilla, Hernán Migoya.....

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“Barcelona putea. En todos los sentidos. Prostituye desde que se hizo un nombre, desde que se convirtió en una marca equiparable al conejito Playboy. Pero también jode. Y quien se deja penetrar por ella lo hace con gusto, se siente privilegiado, considera que forma parte de un club selecto que nada tiene que ver con la sodomía. Y pide más.”....

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Barcelona, la gran madame, de Lucía Ramis.....

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“Desde el punk con flauta […] al ‘crustie’ […], Barcelona parece estar invadida por las hordas de la mugre”. ....

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De este rebaño no tira cabestro, de Javier Blánquez.
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Sábado, 04-10-08
DAVID MORÁN
BARCELONA.

Se acabaron las palmaditas en la espalda. Como no todo van a ser mimos, carantoñas y encendidas declaraciones de amor del tipo ahora-te-hago-una-película-para-que-la-Sagrada-Familia-luzca-en-todo-el-mundo-empiezan a aparecer ahora las primeras voces discordantes.
Sí, también hay quien odia Barcelona y, peor aún, se atreve a explicar porqué. Atrás quedan esos tiempos en los que la ciudad sacaba pecho tras verse retratada en una película de Woody Allen, un DVD de Bruce Springsteen o protagonizando la enésima declaración de amor de todos esos músicos que, en un alarde de originalidad propio de una ameba, cierran sus recitales con sofocados e intercambiables arrebatos folclóricos.
Es el turno de las críticas
Ahora es el turno de las críticas, y de eso anda muy bien servido «Odio Barcelona» (Melusina), libro colectivo en el que una docena de jóvenes escritores airean las miserias de la capital catalana y denuncian su transformación en «un parque temático de vomitonas de niños Erasmus», como recoge Agustín Fernández Mallo en «Viaje-Experiencia Odio Barcelona», capítulo en el que el autor de «Nocilla Dream» transcribe las opiniones plasmadas en una máquina de escribir Olivetti por algunos transeúntes de la ciudad. «Odio Barcelona porque los bancos públicos son inservibles. Todos los barceloneses tenemos el culo plano. Tenemos el culo diseñado», se puede leer en uno de los pasajes más interactivos de un libro que, como buen artefacto de su tiempo, lleva varias semanas promocionándose por Internet a través de Myspace y tiene incluso un tráiler la mar de explícito colgado en Youtube en e que los autores bombardean metafóricamente la ciudad.
Tanto interés ha suscitado el libro que, antes de que saliese a la venta, el Ayuntamiento de Barcelona ya había solicitado un ejemplar para saber a qué atenerse. Y, la verdad, no debe haber sentado nada bien en el Consistorio encontrarse con detonaciones verbales como esta: «Barcelona es una puta de lujo y ya no necesita meterse en la cama con nadie. Sin embargo, todo el mundo (en el alcance global del término) pretende haberse acostado con ella, pretende conocerla aunque sea a través de conversaciones noctámbulas. Eso es lo que la hace mundana». La firma Llucia Ramis, autora de «Coses que et passen a Barcelona quan tens 30 anys», en «Barcelona, la gran madame», capítulo que presenta la capital catalana como una «madre dominadora y una madrastra capaz de provocar el síndrome de Estocolmo entre los que se dejaron atrapar por ella».
Deformación urbana
El Born, la Sagrada Familia, la colonización turística, la dictadura del diseño, el mito de la eterna fachada condensado en ese «Barcelona, posa..t guapa»... Son blancos fáciles -demasiado fáciles, se diría- en los que escritores como Javier Calvo, Robert Juan-Cantavella, Llucia Ramis, Carol Paris, Hernán Mingoya, Eloy Fernández Porta o Philipp Engel hacen diana con afiladas reflexiones, dardos cargado de ironía y un espíritu subversivo. «En la sociedad del espectáculo global Barcelona deviene ciudad simulacro», apunta Matías Néspolo en «Sobre la reducción urbana a un simple logo...».
La bohemia improductiva
Algunos van más allá de la deformación urbana y se centran en los usos y costumbres de los ciudadanos. Así, mientras Llucia Llitmajer asegura que aunque el extrarradio de Barcelona se haya convertido en «periferia urbana» casi nadie sabe situarla en el mapa, el periodista Javier Blánquez alerta del imparable crecimiento de «la bohemia improductiva», una comunidad «que pretende convertir Barcelona en un enclave medievalizado en el que se funciona por el trueque y la limosna, en el que se lleva la holganza, la precariedad y el vivir tirado».
«Estas actitudes han echado raíces profundas porque se han tolerado desde arriba, desde el Ayuntamiento, supuestamente de progreso, que se ha instalado en la costumbre y permite que una cerda oxigenada y mochilera se orine al pie de un árbol enfrente del Burger King de la Rambla o que se permita la delincuencia común en los lugares turísticos sin que nadie ponga remedio», explica Blánquez.
Paradójicamente, la mayoría de autores participantes en «Odio Barcelona» no son barceloneses de pura cepa, sino hijos adoptivos llegados de Mallorca, Argentino, Valencia y Galicia o visitantes ocasionales, como Fernández Mallo, aunque incluso sobre eso ironizan algunos de los escritores con el argumento de que «Barcelona es la única ciudad en la que, incluso para odiarla, te piden el pedigrí», como apunta Óscar Gual en «Formulario de entrada».

http://www.abc.es/20081004/catalunya-catalunya/barcelona-amor-odio-solo-20081004.html